Manual de costura para mujeres rotas, una propuesta terapéutica

13 de Junio de 2017
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Pese a la sensación de ruptura interna que experimentan las mujeres que viven cualquier tipo de violencia, hay una forma de terminar con ella.

Hacer sanar las heridas para que dejen de doler y cierren bien, para tomar las lecciones aprendidas de esas violencias que rompen a las mujeres para volverse a tejer, con lecciones nuevas, fortalecidas. Reconociéndose, valorándose para reescribir sus historias donde el respeto a su dignidad sea el eje de vida.

“Manual de costura para mujeres rotas” es una propuesta terapéutica para iniciar un camino personal de fortaleza interior para quienes viven o han vivido cualquier tipo de violencia.

Es una invitación a la autoexploración personal que no busca subsanar la responsabilidad estatal para erradicar la violencia contra las mujeres, sino brindarles herramientas para fortalecer su autoestima, el autoconocimiento de sus talentos y la construcción de alianzas entre mujeres que permite romper con el aislamiento que la violencia genera en ellas.

Escrito desde el aprendizaje personal, enriquecido por el proceso terapéutico tanto de la autora, que es una sobreviviente de violencia, como de su trabajo dentro de las instituciones colombianas, Andrea Villareal Peláez advierte que el libro no pretende ser un recetario para anestesiar el dolor, ni una apología a la felicidad a pesar del dolor, lo que sí pretende es que el libro sea un Manual, es decir un texto que puede ser escrito, dibujado, pintado, garabateado, etcétera, para que las mujeres que se sientan rotas por las violencias vividas tomen su agujas y vuelvan a coserse desde el crecimiento personal y en alianza con otras mujeres.

Presentado apenas hace un mes en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia, este “Manual de costura para mujeres rotas”, empieza a dar sus puntadas, a hilvanar historias y destejer otras.

Andrea Villareal Peláez | Imagen: Lucía Lagunes Huerta

Durante su visita a México, Andrea Villareal Peláez, autora del Manual, habló con Cimacnoticias.

-Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿Estamos rotas?
-Andrea Villareal Peláez (AVP): Todas las mujeres estamos rotas, por el simple hecho de ser mujeres. Es un lenguaje común, que las mujeres tenemos dolores por el simple hecho de ser mujeres, dolores de violencia, de maltrato, de que no podemos ser lo que queremos ser, dolores desde la infancia, situaciones de abuso.

-LLH: ¿Nos podemos coser?
-AVP: Nos podemos coser pero la herida sigue, lo que se busca es que la herida ya no duela, como una cicatriz que la tocas, está ahí pero ya no duele.

-LLH: ¿Cómo cosernos, cuáles serían los primeros pasos para lograr cicatrizar?
-AVP: En este libro propongo seis pasos. Este libro parte de una experiencia personal, pero también es una visión mía como psicóloga y, además, como una psicóloga que estuvo en terapia durante mucho tiempo.

“De manera muy juiciosa, en mi terapia fui adoptando ejercicios que me decía mi terapeuta, leía mucho, escuchaba conferencias y en el libro propongo seis ejercicios que en lo personal me sirvieron para irme cosiendo’.

“Quiero decirte que este es un proceso que no termina, que es un proceso de subidas y de bajadas, pero es un proceso que en la medida que lo vas haciendo, te vas cosiendo, te vas sintiendo más segura, más fuerte’.

“Lo primero que propongo es poder ver a la cara esos recuerdos, los que te han lastimado, enfrentarte a ellos, no olvidar el recuerdo, sino tratar de verlos con otros ojos, con otra óptica’.

“Cuando regreses a él, que ya no duela, como la cicatriz, que al hablar del recuerdo, no te salgan lágrimas, que ya no te duela el pecho, que corporalmente no lo sientas, le llamo “tomar al toro por los cuernos”, verlo a la cara’.
“Los ejercicios que propongo no son lineales, es decir no es que vas, del uno, al dos… al seis; es más bien un tejido, tú vas, vuelves, lo descoses y lo vuelves a coser, incluso son ejercicios que puedes hacer de manera intercalada. Cada que vuelves a él lo haces de una manera distinta’.

“El segundo ejercicio es objetivar la situación, verlo como un objeto, que cuando tú lo veas ya no te duela o que lo resignifiques. Por ejemplo, es más sanador pensar que mi mamá no pasó mucho tiempo conmigo porque tenía que trabajar para que tuviera lo necesario en la casa, que verlo como mi mamá me abandonó’.

“Es ver la misma situación de una manera distinta. Hablo mucho de no re-victimizar a las mujeres, con este libro no quiero ponerme en una situación de victima sino de empoderarme, tomar esas situaciones duras que hemos vivido como una fortaleza para salir adelante’.
“Tenemos la oportunidad de cambiar los imaginarios de lo que es ser hombre o ser mujer”.

-LLH: ¿Cómo resignificar las palabras?
-AVP: Es mirar el qué de las palabras. El mismo machismo hace que la misma forma negativa con que nos referimos a las mujeres, lo usemos hacia nosotras mismas. Cuando has vivido violencia, cuando la autoestima está hasta por el piso, que sientes que no vales nada, todo eso que te han dicho terminas adoptándolo.

“Eso tienes que cambiarlo. Por ejemplo, eso que dices a una pareja, dándole esa valentía, conviértelo para ti, transfórmalo en primera persona”.

-LLH: ¿Cómo detectarlo cuando estamos tan acostumbrados a un lenguaje tan violento?
-AVP: Cómo detectarlo… todo aquello que va contra tu dignidad. Por ejemplo, tú sabes que eres una excelente estudiante y alguien te dice: ¿oye, tú eres bruta? eso va en contra de lo que tú eres.
Por eso lo fundamental es trabajar con tu amor propio, descubrir quién soy yo. Todo lo que yo soy es muy fácil identificarlo, pero si no sé quién soy va ser más fácil confundirlo.

“Como psicóloga es el trabajo de reconstruirse. Destejerse para volverse a tejer sabiendo quién soy y teniendo ese amor propio. En la medida en que sé quién soy y tengo muy fuerte mi autoestima, será más fácil identificar a ese ser que busco. En la medida que sabemos quiénes somos va hacer más difícil que venga un fulano y ataque lo que soy”.

-LLH: ¿Qué más habría que saber de nosotras mismas?
-AVP: Este es un trabajo que parte de un análisis propio. Es un trabajo que para mí me costó y me sigue costando, pero que en la medida que voy reconociendo quién soy como mujer, puedo abrirme al mundo, puedo caminar más erguida, puedo decidir la ropa que uso, tener mi propio estilo, puedo hablar de lo que me gusta y no me gusta sin temor al qué dirán.

“Y es un trabajo interno, arduo, que vale la pena iniciar y que en la medida que se inicie se va a tener logros positivos, que se queden ahí. Nuestras experiencias son también lo que nos hace”.

-LLH: ¿Qué te significó escribir el libro?
-AVP: Primero una catarsis impresionante, porque yo empecé a escribirlo para mí, como una recomendación terapéutica.

Después un gran reto, porque en un momento dado dije: quiero que esto sea como una herramienta para las mujeres que están viviendo o han vivido lo mismo. Y me encuentro que somos todas, algunas mujeres que lo han leído me han dicho: “Andrea parece que estás hablando de mí”.

“Porque las mujeres primero dicen “mire, es algo que yo siento” y, segundo, dicen “qué chévere porque yo quiero hacer algo pero no sé cómo hacerlo, ni sé qué hacer’.

“Es maravilloso porque es justamente que las mujeres no estamos solas, en la medida que nos vamos fortaleciendo vamos viendo que las historias de vida son historias que hemos vivido muchas mujeres, así que no hay que sentir pena por eso.

Podemos salir al mundo, pertenecer a grupos de mujeres, en los cuales una se da cuenta que tiene talentos’.

“Yo no quiero que mi hija de siete años viva lo que yo viví y lo que han vivido muchas, lo que quiero es que tenga una vida distinta, es la posibilidad de que nosotras les demos a niñas y niños un libreto distinto, con la posibilidad de tener relaciones más amorosas, respetuosas’.

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