En un debate en el parlamento May fijó su postura al afirmar que es del “interés nacional” tener un liderazgo fuerte y estable.
“Voy a pedir el apoyo público para cumplir con mi plan para una Gran Bretaña más fuerte”, afirmó May.
La primera ministra requiere de dos terceras partes de la votación para convocar a elecciones generales en siete semanas, margen que logrará cómodamente tan solo con el apoyo con los diputados de su propio partido (Conservador) y los laboristas.
El opositor Partido Laborista apoya las elecciones generales, por lo que se espera que los planes para realizar los comicios no sufrirán contratiempos.
“Damos la bienvenida a las elecciones generales, pero esta es la primera ministra que prometió que no habría comicios anticipados”, aseguró el líder del partido izquierdista Jeremy Corbyn.
En la sesión en el parlamento Corbyn aprovecho la oportunidad para invitar al electorado a votar por el laborismo “que pondrá los intereses de la mayoría primero.”
Corbyn le pidió a May que reconsidere su postura de no participar en el debate televisivo rumbo a los comicios, llamado al que se unieron diputados del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés).
May confirmó esta mañana que no participará en el debate televisivo porque prefiere hacer campaña directamente con los votantes.
Por su parte, el líder del Partido Liberal Demócrata, Tim Farron, criticó a Theresa May de “buscar una coronación” y no una elección competitiva.
Aseguró que una vez más los conservadores están poniendo el interés de su partido antes que el interés de la nación tal y como sucedió en el referendo de junio pasado sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, convocado para aplacar los ánimos antieuropeos de los "tories".
May eligió el 8 de junio para realizar elecciones para conseguir el apoyo del electorado antes de que inicien las negociaciones en Bruselas sobre la salida de Gran Bretaña del bloque de naciones europeo.
En las últimas encuestas el gobernante Partido Conservador aventaja al laborismo con 20 puntos porcentuales, con 44 por ciento de la intención del voto contra 23 por ciento del izquierdista Partido Laborista.