Cien años del voleibol en México serán plasmado en un libro

10 de Febrero de 2017
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México, 10 Feb (Notimex).- El libro “Centenario del voleibol en México” es la joya en la celebración de la llegada de este deporte a México en 1917, en la ciudad de Monterrey por Óscar Castillón y el estadunidense Franklin O. Westrup.

Es un trabajo del investigador y escritor César Vargas, fotografías de Edgar Montelongo, diseño de Sandra León y una impresión de mil ejemplares, mismos que serán presentados en sociedad el 24 de marzo durante el Congreso de la Federación Mexicana de Voleibol, a celebrarse en Monterrey.

“Vamos hablar de los principales personajes, también los acontecimientos trascendentales, como la participación de México en los Juegos Olímpicos de 1968 y cuando se inicia la asistencia en los Juegos Centroamericanos Cuba 1930, y hasta nuestros días”, dijo un entusiasta César Vargas.

Una de las tareas de investigación es seguir las huellas de las personas que trajeron el voleibol al país, como por ejemplo, Westrup llegó a territorio mexicano a finales del siglo XIX, se estableció en una comunidad cristiana y por su origen trajo la reglamentación y la forma de juego de este deporte.

La evolución de la disciplina también será plasmada en este ejemplar, como su técnica, estrategia, vestimenta, balón, cancha y comercialización, para ser uno de los deportes con gran arraigo mundial.
“Es recordar los personajes que dieron los primeros pasos del voleibol en nuestro país en 1917 y también los primeros ganadores de una medalla centroamericana en 1930 en La Habana, Cuba”, dijo.

Abundó que “más allá de los hechos históricos, es el contenido humano. Para construir 100 años de legado estamos hablando de historias humanas, gente que ha vencido obstáculos, adversidades y han construido y han sido inspiración para las generaciones”.

Así que habrá historias de vida, anécdotas y más palabras de quienes fueron y son protagonistas. “Lo más importante es cómo se construyó este camino de cien años de voleibol”.

Una de esas historias es la de Karina Escobar, capitana de la selección que obtuvo el cuarto lugar en el Campeonato Mundial Juvenil de 1981, resultado que es el más grande entre las damas.

Escobar llegó al Centro Deportivo Olímpico Mexicano con tenis, short y pants prestados de quien entonces era su novio, Pablo Cortés, y se encontró con el entonces entrenador nacional, el surcoreano Park Ji Kuk.

“El voleibol lo juegan con cocos en Oaxaca. Regrésate a Oaxaca”, le dijo el estratega y la deportista encontró consuelo en Malú de la Fuente y Rubén Acosta, entonces los mandamás en la FMV.

“Esa es mi estrella oaxaqueña y la quiero en la selección”, le dijo Malú a Park, y la espigada oaxaqueña empezó a entrenar y aprender la técnica hasta convertirse en capitana.

“Me inspiré en jugadoras como Blanca García, Carolina Mendoza, Paty Nava y todas las demás”, expresó a Notimex una sonriente Karina Escobar.

Compartió que “nos forjamos como buenas ciudadanas a través de la disciplina en las canchas, donde dejamos parte de nuestra vida y estamos tratando de transmitir principios y valores a través de la enseñanza.

Gloria Inzua nació en Tampico, Tamaulipas, y es parte de la selección mexicana que participó en los Juegos Olímpicos 1918, donde para muchos es la selección más bella de la historia.

“Niña Inzua, dedícate a estudiar, ¿qué te deja el deporte?”, escuchó varias veces de sus maestras en el colegio y la respuesta actual es que “me dejó todo, me dejó una vida sana, una familia hermosa, tengo dos hijos que también fueron nadadores de alto nivel y es una disciplina que te lleva a triunfar en la vida”.

Inzua salió de un proceso de competencia estatal, regional y nacional, hasta llegar al Centro Olímpico Mexicano para estar concentrada en el verano en sus vacaciones.

Al principio eran 42 seleccionadas muy felices de la vida, lista que se adelgazó conforme participaron en Juegos Centroamericanos de Puerto Rico en 1966 y Panamericanos en Winnipeg, Canadá, y quedaron 12 para los Juegos Olímpicos México 1968, además de las giras por varias partes en el mundo.
“Esa etapa es todo, ahí conocí a mi esposo que también fue jugador de voleibol, César Barrón, desafortunadamente él ya falleció”, compartió.

A las nuevas generaciones aconseja que “no hay otro remedio, cualquier especialidad deportiva que elijan practíquenla de corazón. Con mucho amor y pasión se llega a la meta y uno es feliz inmensamente”.

La anécdota está a cargo de la duranguense Virginia Nájera García, quien con la selección tricolor enfrentó a la de Brasil en una serie de cuatro partidos en 1982, en Pachuca, Hidalgo.

Las verdeamarela ganaron los tres primeros encuentros, pero eran muy altaneras, recuerda la mexicana, y para el último juego se pusieron de acuerdo en dar todo, tanto que se agarraron a pelotazos con las brasileñas. “Fue batucada contra mariachi y ganamos en la cancha y fuera de ella. Fue divertido”.

Nájera García sobresale por haber conquistado el voleibol japonés, junto a otras tres de sus compatriotas, al ser contratada por tres años, periodo en que fueron campeonas en tercera y segunda división y tercer lugar nacional con el Ito Yokado.

El club les amplió contrato por dos años y al final le pidieron que se quedara de entrenadora, lo cual no aceptó por volver a su México lindo y querido, y al formar parte de la selección fue a un torneo a las Palmas de Gran Canaria, España, donde la contrataron.

De esa “conquista” del voleibol japonés, que goza de ser uno de los mejores del mundo, compartió a Notimex que “la consigna de nosotras fue poner en alto el nombre de México, porque estaba un poco bajo de nivel. Demostramos con creces, porque éramos cuatro mexicanas, que fuimos mejor que las japonesas”.

En cuanto a que su historia estará plasmada en el libro “Centenario del Voleibol en México”, dijo que “me siento muy alagada de ser escogida para este libro y también muy honrada de formar parte de este cien aniversario”.

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