Mujeres centroamericanas son víctimas de persistente violencia

25 de Noviembre de 2016
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Guatemala, 25 Nov (Notimex).- Con una persistente violencia, impunidad y una casi nula protección del Estado, la mujer centroamericana tiene pocos avances que presumir en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, afirmó la activista Karla Campos.

En entrevista con Notimex, la defensora de los derechos humanos de Guatemala dijo que la mujer centroamericana en general “está expuesta a la violencia”, ante la indiferencia o incapacidad de las autoridades para brindarle protección.

Consideró que los homicidios, el maltrato y acoso contra las mujeres deberían ser conflictos erradicados con todas las leyes propias y los convenios internacionales a los que están adheridos los países, pero “lamentablemente esto no sucede y el problema crece”.

“Es una situación dramática” la que vive la mujer en especial en Guatemala, Honduras y El Salvador, aseveró Campos, del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), organización surgida para atender a familias de miles de desaparecidos en el pasado conflicto armado en Guatemala.

Campos consideró como preocupante la situación de vulnerabilidad de las féminas en los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), cuyos casos de maltrato, ataques sexuales, homicidios “están a la orden del día” sin una reacción contundente de los gobiernos en favor de la defensa de la mujer.

Citó que datos oficiales establecen que de los 37 homicidios por cada cien mil habitantes que se cometen en Guatemala, cinco de las víctimas son mujeres.

Guatemala se ubicó a la cabeza de la violencia en la región al registrar alrededor de 800 casos de muertes violentas de mujeres durante 2015.

En un conteo de víctimas de 2008 a 2015, Guatemala registró un total de cinco mil 684 muertes violentas de mujeres, mientras que la policía recibió más de 16 mil denuncias de violencia intrafamiliar en 2015, detalló Campos al citar datos oficiales.

Sostuvo que las leyes por sí solas no resuelven el problema, y recordó que en 2008, cuando se aprobó la legislación sobre el femicidio en Guatemala, murieron 537 mujeres, y al año siguiente, con la vigencia de la ley, la cifra subió a 610.

En 2010, cuando continuaba el repunte de casos de muertes violentas de mujeres, el número fue de 842 mujeres y aunque en 2011 la cifra bajó a 710 se da “un aumento constante” de homicidios hasta el año pasado cuando hubo 766 homicidios.

Campos apuntó que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) de Guatemala reportó entre enero y octubre pasados 630 casos de mujeres fallecidas por causas violentas.

La defensora de los derechos humanos dijo que el Inacif realizó tres mil evaluaciones clínicas de mujeres por agresiones físicas solo en 2015, de casos que luego se individualizan para denunciarse al Ministerio Público, institución responsable de la persecución del delito.

Campos deploró además la manera en que son ultimadas las mujeres en Guatemala, “con una saña estremecedora”. Reveló un dato inquietante en el sentido de que la asfixia se ha convertido en la segunda causa de muerte, detrás de los crímenes por arma de fuego.

“Los contextos en que mueren las mujeres son distintos a los de los hombres. Además del estrangulamiento, últimamente son frecuentes los casos de cuerpos de mujeres desmembrados”, indicó.

La respuesta de las autoridades ante estos hechos trágicos “es casi nula”, mientras que la impunidad es dominante, ya que solo un 2.0 por ciento de casos llega a sentencia y alrededor de 1.0 por ciento de los procesados es absuelto por los tribunales, aseguró.

Criticó al Estado de Guatemala por su indiferencia ante el bienestar de las mujeres, como se demuestra en el hecho de que destina apenas el 1.55 por ciento del presupuesto general de la nación para la seguridad y justicia del sector femenino.

Sostuvo que la violencia se genera sin importar la condición social, económica y política de las víctimas, pero llamó la atención sobre la mayor vulnerabilidad de las mujeres del área rural, “pobres, marginadas y maltratadas por su condición de mujer”.

La defensora de los derechos humanos estimó que hay una relación entre el elevado número de violencia intrafamiliar y los casos de homicidios, que son causados en su gran mayoría por las bandas de los maras y la delincuencia.

Campos lamentó los argumentos de la policía respecto a que los asesinatos contra mujeres son resultado de que se involucran con grupos criminales. “Es una excusa absurda que utilizan para no investigar los casos”, acusó.

La defensora de los derechos humanos aseveró que en los países de la región la violencia, los abusos y los ultrajes contra la mujer “se dan en gran medida en el contexto familiar”, donde se repite el “círculo vicioso” de hijos y padres como agresores, como es propio en una “sociedad patriarcal”.