Brasil registra altas cifras de feminicidos pese a legislación

25 de Noviembre de 2016
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Río de Janeiro, 25 Nov (Notimex).- La aprobación de la ley que criminaliza abusos y maltratos contra la mujer, realizada en 2006, supuso un avance en Brasil, pero pese al endurecimiento de la ley las muertes por violencia de género siguen altas.

El índice de feminicidios –asociados a la violencia de género y a la criminalidad en general- aumentó 11.6 por ciento entre 2004 y 2014, según datos del Anuario de Seguridad Pública de Brasil.

Sin embargo, un estudio del Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea, en sus siglas en inglés) mostró una reducción del 10 por ciento del número de mujeres asesinadas por violencia doméstica.

Uno de los instrumentos claves en el combate a esos feminicidios es la Ley María da Penha, aprobada en 2006 y que establece los casos de violencia doméstica a nivel físico, psicológico, sexual, patrimonial o moral.

Inspirada en María da Penha, una víctima de malos tratos que le provocaron secuelas de por vida, la ley prevé que la Justicia adopte medidas para garantizar la protección de la víctima en un plazo máximo de 24 horas.

Sin embargo, asociaciones como Artemis –fundada en 2013 para exigir que los poderes públicos ejecuten lo establecido por la ley- indicaron que todavía existen dificultades para que la legislación sea implementada.

“La aplicación de medidas de seguridad y el reconocimiento de la violencia física y no física sigue siendo un desafío muy grande en el país”, explicó a Notimex Raquel Marques, presidenta de la Asociación Artemis, fundada en 2013.

“La ley provocó una mayor concientización de la violencia doméstica. Había en Brasil una frase que decía: ‘en pelea entre hombre y mujer nadie mete su cuchara', y quería decir que no había que meterse en peleas domésticas. Eso cada vez es más inaceptable”, señaló Marques.

En áreas de baja renta o de exclusión social, como en las periferias de centros urbanos, la violencia contra la mujer está todavía muy enraizada, mientras las víctimas son sometidas a una dependencia que les impide cambiar sus vidas.

“Hay un cambio cultural en curso, pero todavía hay mucho que recorrer. Basta ver el número de feminicidios y el número de violencia doméstica, todavía alta”, señaló.

“La concientización es no suficiente. Las mujeres víctimas tienen por lo general un contexto delicado, por la falta de oportunidades de trabajo, la discrepancia en renta entre hombres y mujeres (...) Eso lleva a las mujeres a no tener otra alternativa, sino seguir en una relación violenta”, apuntó Marques.