Miles de mexicanas protestan contra la violencia machista

25 de Abril de 2016
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reportaje
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Cd. de México, abril (SEMlac).- Al grito de #NosqueremosVivas, miles y miles de mujeres mexicanas de norte a sur y de este a oeste recorrieron plazas, parques y avenidas en unas 40 ciudades de esta nación para exigir que pare la violencia contra mujeres y niñas, demandaron cese a la impunidad en un país donde son asesinadas al menos seis mujeres todos los días y miles reciben acoso, hostigamiento y violaciones sexuales en la casa, la escuela, el trabajo y la calle.

En una movilización simultánea y sin precedentes en todo el país, convocada a través de las redes sociales de "un grupo de amigas" que propusieron salir a las calles a través del muro Imágenes en Voz Alta, en solo unos días se logró la suma de miles de cibernautas que lograron que millones de mujeres salieran este domingo 24 de abril.

En las marchas participaron también mujeres que la jefa de logística, Jimena Soria, llamó "mujeres del poder": diputadas, senadoras, funcionarias públicas de diversas dependencias, entre ellas Lorena Cruz Sánchez, Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres; Angélica Luna Parra, de Indesol, y Claudia Alonso, de la Secretaría de Gobernación.

También la presidenta del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal, Teresa Inchaústegui, así como representantes de ONU Mujeres y de Amnistía Internacional y otras funcionarias y legisladoras en las marchas de los estados.

La jornada también incluyó diversos actos culturales y deportivos, batucadas, performances y contingentes de mujeres en bicicleta, en algunos casos recorriendo más de 100 kilómetros, como la demostración que salió de San Cristóbal Ecatepec, Estado de México, al centro de la ciudad de México; llenaron calles en Oaxaca, plazas en Yucatán y Tlaxcala; en Cuernavaca, Monterrey, Puebla y en San Luis Potosí.

Por la tarde, casi noche en Chiapas, Zacatecas, Chilpancingo y Acapulco, se manifestaron frente a los edificios de gobierno, de los Congresos estatales, en las procuradurías. Le llamaron la ola violeta, la mayoría vestía de lila o morado claro, que combinaron con el negro; algunas usaron pasamontañas en señal de cómo se las violenta silenciándolas, otras se cubrieron los rostros con máscaras blancas; repartieron miles de volantes a quienes en las aceras las observaron.

Se sumaron en la ciudad de México las mujeres de la Mexicanidad, las danzantes concheras que aparecen semana a semana en la plaza de la Constitución, junto a otros colectivos, y se formó un contingente de personas que simplemente llegaron a sumarse.

La más larga fue entre Ecatepec y la Victoria Alada (monumento conocido como El Ángel de la Independencia); el recorrido duró casi siete horas, durante las cuales miles de personas volvieron sus ojos ante la violencia machista.

También acudieron hombres de diversas edades, algunos cargando a sus bebés o de la mano de sus compañeras, muy serios.

Salieron a los parques con carteles, aunque no hubiera marcha, como en Huatulco; se mostraron en algunos pequeños municipios mujeres protestando; detuvieron el tránsito en avenida Insurgentes; varios cientos salieron a la plaza frente a la Catedral de Xalapa, en Veracruz; asombraron al turismo en la plaza en Cuernavaca, donde decenas de transeúntes se pararon a escuchar.

La demostración en Puebla fue calificada como genial. Y las feministas de allá, pero también de la ciudad de México, afirmaron que la vitalidad de la marcha era como las primeras manifestaciones en los años setenta. Los actos culturales y de información menudearon.

A las 14 horas, las notas de la movilización estaban en el diario El País en España, que le dio seguimiento en vivo. En ese país europeo, un grupo de estudiosas del género y académicas se plantaron en la embajada de México para demandar atención a la violencia de género; lo mismo WRadio y otras radiodifusoras con escucha nacional; y aunque hubo algunos incidentes, en el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México, no hubo más reportes de altercados. Y la ola violeta siguió y siguió por todo el día. Hubo muchos varones en la marcha en Tepic, Nayarit.

Las manifestantes se presentaron en grupos en pequeñas ciudades y aún en otras localidades consideradas muy peligrosas, como el puerto de Acapulco, Guerrero, o Morelia, la capital de Michoacán.

Lo que más llamó la atención de fotógrafos varones y periodistas hombres fue esta ola de unión de miles de mujeres para pedir que desaparezca el acoso en el transporte público; las universitarias demandaron el cese a los casos de hostigamiento que son perdonados en las casas de estudio; las políticas advirtieron de la violencia en los procesos electorales.

Lo señaladamente extraordinario, declaró la escritora y feminista Francesca Gargallo, es que en estas movilizaciones no había quien representara, quien organizara, ni quien mandara. Fue una movilización espontánea, contra el trato a los varones en las ventanillas judiciales, lo burocrático judicial ante eternas denuncias y llamaron a que los hombres participen más en las tareas del hogar y que no haya más muertas por crímenes violentos.

En la marcha de Ecatepec a la ciudad de México, las marchistas fueron custodiadas por mujeres policías, tantas que al llegar al centro de la ciudad había policías varones, se informó que más de tres mil.

Pidieron capacitación sobre violencia contra las mujeres y que se evalúen sus resultados, instituciones públicas realmente responsables; también surgieron otras en demanda de oportunidades de empleo y trabajo digno y seguro para las mujeres.

Pero una sola voz gritaba cómo devolver la humanidad para las mujeres y combatir en todos y por todos los medios el machismo en México. Evitar en la escuela y en los medios los mensajes de odio contra las mujeres y todos aquellos de las cosifican y disminuyen, el cese de los estereotipos sexista y todos los mensajes que promueven la violencia contra las mujeres, la misoginia y el maltrato consentido.

De norte a sur

Como estaba previsto en más de 40 ciudades del país, mujeres y hombres alzaron la voz contra la violencia…el objetivo se cumplió, la violencia se visibilizó.

En Ecatepec, considerado uno de los municipios del país con mayor violencia machista, se concentró la protesta en el Estado de México. En la explanada de la presidencia municipal se denunció la inacción de las autoridades frente a las violencias machistas y la inefectividad de la Alerta de Violencia de Género en 11 municipios de esa entidad, que pese a su declaratoria no ha dado resultados: 120 mujeres más han sido asesinadas de manera posterior.

Las manifestantes consideraron que esas muertes violentas de mujeres son una prueba del carácter misógino del Estado mexicano, que distorsiona información, y de los medios de comunicación que fomentan la violencia a través de sus contenidos.

En Oaxaca no fue una, sino que fueron dos las marchas. La primera partió de fuente de las Ocho Regiones, en la mañana del domingo; la otra, del parque El Llano, en el centro de la capital oaxaqueña. En la primera estuvieron presentes familiares de mujeres que han sido asesinadas y se recordó a los 37 casos ocurridos este año.

El conteo hemerográfico de Consorcio Oaxaca revela que en la actual administración gubernamental de Gabino Cué suman un total de 462 mujeres asesinadas, más de mil en 15 años, dijo a SEMlac la coordinadora de ese colectivo.

La segunda marcha, tan numerosa como la primera, puso énfasis en la violencia política y demandó la aplicación del protocolo para atender estos casos en el actual proceso electoral. También hicieron referencia a las otras modalidades y tipos de violencia machista y en ambas se dejó en claro que el gobierno de Gabino Cué deja mucho que desear para la libertad, seguridad y vida a las mujeres que viven en Oaxaca.

La marcha en Puebla, como en otras entidades, no tiene precedente alguno. En esa entidad, mujeres diversas hicieron tres paradas distintas: el Instituto Poblano de la Mujer, el Ministerio Público Especializado en violencia Familiar y Delitos Sexuales y en las Oficinas de Gobierno Estatal y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP)
En los tres lugares denunciaron las omisiones de las autoridades para sancionar la violencia.

En Veracruz, donde se ha cuestionado el actuar de las autoridades, recientemente, tras la develación del caso emblemático de violencia sexual por parte de una banda denominada Los Porkys, la protesta fue multitudinaria, como en la capital mexicana, la ola morada tocó muchas conciencias.

En esa entidad, además del feminicidio, la demanda de las mujeres se centró en las 107 desaparecidas y el acoso sexual callejero.

En Morelos, donde al menos ocho municipios cuentan con la declaratoria de Alerta de Género contra la violencia, también se denunció que nueve de cada 10 mujeres desde los nueve años han sido víctimas de las violencias machistas en calles, escuelas y en sus casas, ello a pesar de que en al menos ocho municipios se ha decretado la alerta de género por el número de feminicidios registrados.

Como en otras entidades, se denunció que en el actual gobierno del perredista Graco Ramírez Garrido Abreu han ocurrido 185 feminicidios, por lo que en esta entidad la violencia hacia las mujeres es grave, como señalaron representantes de las asociaciones civiles de esta entidad.

En Monterrey, la capital de Nuevo León, también se hizo el recuento del feminicidio durante los últimos 15 años, por lo que el reclamo fue de justicia y de aplicación de políticas públicas efectivas para garantizar a las mujeres una vida libre de violencias.

Entre sus demandas ante el Congreso y el Palacio de Gobierno, las mujeres exigieron políticas públicas con enfoque de derechos humanos y de género.

En Mérida, Yucatán, marcharon en el centro histórico, llegó la gente a la plaza grande, mujeres y varones de todas las edades. Pidieron que cese la desaparición de mujeres.
En Tepic, Nayarit, muchos hombres estuvieron en la marcha. Pidieron que se acabe con la violencia y afirmaron que Nayarit tiene uno de los índices más altos de violencia contra las mujeres.

Del 2000 a lo que va del año, en Nuevo León han sido asesinadas 955 mujeres.
Por: Sara Lovera, Soledad Jarquín, Gabriela Ramírez y corresponsales en 25 ciudades

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