Los autocines en Caracas se fueron, pero viven los recuerdos

18 de Julio de 2015
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Caracas, 18 Jul 15 (Notimex).- Las imágenes eran borrosas y el sonido de tan baja calidad que parecía sacado de un viejo disco de acetato, pero los autocines marcaron una época que dejó recuerdos imborrables en la memoria de muchos caraqueños.

"Yo fui al autocine de El Cafetal cuando era chamo (adolescente), recuerdo que era una película de guerra y me puse a beber con unos panas (cuates) mientras pasaban la película", recuerda Arturo Martínez, de 36 años.

Martínez formó parte de las últimas generaciones que disfrutaron del autocine en Caracas, ya que el último de éstos en cerrar sus puertas fue precisamente el Cinemóvil de El Cafetal, en 1997, y que después funcionaría de día como un mercado de Las Pulgas.

Pese a que la baja calidad de las películas era su mayor deficiencia, los autocines también tenían ventajas como poder ir en pijama, llevar tu propia comida, ingerir bebidas alcohólicas, fumar o hablar despreocupadamente durante la función.

Sin embargo, para otros el autocine fue un lugar donde la intimidad del vehículo se volvió en el lugar perfecto para concretar numerosos encuentros amorosos. "Lo que menos importaba era la película", comentó con picardía otro usuario.

El autocine de Los Chaguaramos, en el centro de Caracas, fue inaugurado en 1949 y fue el primero de su tipo en Sudamérica, al que posteriormente se le sumaron una decena más durante los años 1960 y 1970, cuando se produjo su auge.

Pero el declive paulatino del autocine se produjo a partir de los años 1980, con la llegada del Betamax y el VHS, lo que permitió a los usuarios ver películas en la comodidad de su hogar sin necesidad de vestirse o perder tiempo en filas.

Ante la baja afluencia, los dueños de los autocines intentaron usar sus espacios para actividades recreacionales, conciertos, espacios de ventas, o como lugar de exposiciones a cielo abierto, pero la suerte ya estaba echada.

La caída del autocine comenzó en el país que fue la cuna del cine "drive-in", Estados Unidos, donde el número de autocines declinó de más de cuatro mil en los años 1970 hasta menos de 400 en los últimos años.

Los defensores del autocine en Estados Unidos han intentado dar la pelea transformando las paredes donde se proyectaban las películas en pantallas LED de alta calidad y mejorando el audio para atraer nueva clientela.

En Venezuela, la crisis económica en los años 1980 y 1990 sumada al auge de la inseguridad y de la especulación inmobiliaria con las terrenos baldíos (como los autocines) le dieron un barníz particular a la caída de este fenómeno.

El empeoramiento de inseguridad, la llegada de las cintas de blu-ray o el aumento del cine "online" a través del sitio Netflix, hacen que muchos expertos sean escépticos sobre un posible renacimiento del fenómeno del autocine en Venezuela.

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