Carga genética y emocional de A. Rosselli florecen en “La libélula”

07 de Abril de 2015
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México, 7 Abr 15 (Notimex).- Amelia Rosselli (París, 1930-Roma, 1996) fue una poetisa italiana. Hija de una activista política inglesa y de un héroe de la resistencia antifascista, cuya vida transcurrió acumulando recuerdos de infancia, y al unir esa carga emocional y genética, dio vida a “La Libélula”, poemario que acaba de llegar a México, en español.

Publicado en los albores de 2015 luego de haber sido trasladado al castellano por Esperanza Ortega, la obra de 72 páginas no es, de ninguna manera, una poesía primaveral, sino más bien cruda, e incluso hasta un poco obscura.

Sobre todo, una poesía muy potente, pues tiene la intensidad de una suerte de poema total que lo sobrevuela todo como una libélula.

Aunque Amelia Rosselli es una de las poetas más importantes del Siglo XX, y la crítica la compara con regular frecuencia con otros autores del mismo género como Paul Celan, Wislawa Szymborska, Joseph Brodsky, John Ashbery y Sylvia Plath, por su pronunciada singularidad, durante mucho tiempo fue ignorada por todos. Los lectores la desconocían.

Rosselli nació en París pero creció y fue educada en diferentes países, por lo que adoptó como propios los idiomas inglés, francés e italiano. Su obra fue marcada por esa vida errante. Así, siempre escribió bajo la idea de ser “extranjera”, en un balbuceo, en una lengua con errores y neologismos, pero con toda la alegría de quien ignora toda regla.

Su padre y su tío fueron asesinados en 1937 por La Cagoule, servicio secreto del régimen fascista, mientras vivían en el exilio en Francia. Entonces comenzó el éxodo familiar, en Inglaterra y en Estados Unidos. Rosselli regresaría a Italia en 1946. Pier Paolo Pasolini la descubrió como poeta, publicando sus textos en la revista literaria “Il Menabò”, en 1963.

Fueron 24 poemas de Rosselli los que impactaron a los lectores y definieron su escritura poética como “escritura de lapsus”.

La poetisa pasó gran parte de su vida dedicada casi por completo al estudio de la composición, la música y la etnomusicología, así como la vida cultural de la Italia de la posguerra, lo mismo como poeta que como traductora de otros escritores.

Su extraordinaria producción literaria, en realidad muy experimental, incluye poemas y prosa en inglés, francés e italiano. Amelia Rosselli se suicidó en 1996 saltando desde su apartamento en Roma. “La libélula” es un poema fundamental, pues es la llave de entrada a toda su obra. Por primera vez aquí aparece la obsesión que la persiguió hasta su muerte.

¿Cuál? La creación de un “delirante fluido de pensamiento occidental”, porque el texto de “La libélula” es la enorme búsqueda de un nuevo modelo métrico, de una música nunca antes escuchada en la lengua italiana, la invención de otra respiración y de otro ritmo. Es el poema de la revuelta, del lirismo extremo, de la liberación y de la libertad absoluta.

Avanza en un movimiento rotatorio semejante al de las alas de una libélula, sobrevolándolo todo, liberándolo todo: La gramática, la tradición literaria, las imágenes, los pronombres y el ritmo.

También, el alma y el cuerpo de los lectores, en una espiral de belleza, en ebriedad mística, como el encuentro con un dios en un tiempo de nihilismo.

En alguna ocasión, refieren sus biógrafos más puristas, Amelia Rosselli dijo que ella se dedicaba a “rimar para otro siglo”, uno mucho más atento a la nueva lengua y a la nueva música que había creado.

Ese siglo, sin duda, es el presente. El de sus nuevos lectores en todas las lenguas que ella escribió su obra y ahora, de los que ya la conocen en español.

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