José Vicente Anaya aconseja respirar, comer y beber poesía

11 de Marzo de 2015
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México, 11 Mar (Notimex).- “La poesía invita a entrar en ella como quien entra a otro país, y nos enseña y transmite los valores que son tan necesarios en estos tiempos”, aseguró el ensayista, traductor, periodista cultural y poeta José Vicente Anaya (Villa Coronado, Chihuahua, 1947).

Entrevistado por Notimex la víspera, en el marco del homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) le rindió, a través del ciclo “Protagonistas de la literatura mexicana”, el vate dijo que “estamos muy lejos de una verdadera sensibilidad y hemos perdido el aprecio de lo humano”.

Autor de más de una treintena de libros e identificado como uno de los iniciadores del movimiento poético del Infrarrealismo, Anaya subrayó que la poesía es uno de los pocos reductos de confianza y alabó a los grupos étnicos del país “que tienen contacto y están armónicos con la naturaleza”.

Consecuentemente, estimó que no sólo un día, sino todo el año, debería ser de, por y para la poesía. “Respiremos poesía, bebamos poesía y comamos poesía”, y añadió que la poesía actual en México tiene muchas vertientes, “una de ellas, la menos divulgada, es una poesía muy vital, encarnada por los jóvenes”.

Traductor de libros de Gregory Corso, Marge Piercy, Antonin Artaud, Jim Morrison, Henry Miller, Allen Ginsberg y Carl Sandburg, puso en relieve que “a la vez, tenemos actualmente una poesía estancada que ya no va para atrás ni para adelante por el vicio de repetir formas escritas por poetas del pasado”.

Para Anaya, sin embargo, los temas universales siguen presentes en la poesía. “Son los poetas e instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el INBA, quienes enseñan a las nuevas generaciones a seguir cultivando el conocimiento de la literatura, en especial de la poesía”.

Al hacer un balance de su vida, destacó su activa y fundamental participación en el Movimiento Poético del Infrarrealismo: “Fue en un momento sumamente importante de mi vida, por la oportunidad de poder expresar todo lo que en ese momento sentíamos muchos jóvenes alrededor del mundo”.

Recordó que “vengo del 68. Ingresé a la UNAM en ese año, por lo que me tocó vivir todo el movimiento estudiantil que generó una extensa y larga rebelión por buscar un mundo mejor. El Infrarrealismo es continuación del periodo de rebeliones y búsquedas de quienes entonces queríamos cambiar totalmente al mundo”, dijo.

En el mismo sentido retrospectivo, subrayó que la aportación de cada escritor es lo que escribe, y dijo que en su caso, si hay algo especial, es el poema largo “Híkuri” (1978), que en lengua tarahumara significa peyote, cactus alucinógeno que en el uso ritual rarámuri es un modo de introspección, de conocerse a sí mismo.

“Yo lo experimenté con un chamán tarahumara y eso fue determinante para mi vida personal y para mi poesía. De esa experiencia nació ese poema que tal vez sea el más divulgado de mi obra”, abundó el escritor cuya obra ha sido trasladada al francés, árabe, inglés, portugués e italiano.

Una cualidad que hace diferente a ese poema es que está escrito con diálogos en lengua rarámuri intercalados, relacionados con el sentido ético, espiritual y de convicción. “Para mí, como para el poeta Antonin Artaud, quien estuvo en la Sierra Tarahumara y escribió un libro sobre esa etnia, aún tenemos mucho que aprender sobre el respeto hacia la naturaleza y la convivencia humana”.

Franco y crítico atinado, José Vicente Anaya fustigó que en México exista un cliché que es repetido de que la poesía no se vende, por el contrario, “estoy convencido que la poesía sí se lee y se entiende, pues está implícita en el pueblo mexicano desde sus antiguas canciones, mal llamadas rancheras”.

En esas canciones, abonó, hay mucha belleza poética que heredamos de lo que vino a ser el canto popular llegado de España, “por eso creo que la poesía está implícita en el lenguaje y en todos los juicios del pueblo mexicano”, sentenció el estudioso de la poesía estadounidense y de la literatura de China y Japón.

Finalmente, dijo que los escritores y los poetas nunca dejan de escribir, por eso él tiene cuatro poemarios inéditos producto de los últimos años, “en los que yo mismo me transformo y evoluciono mi lenguaje poético; uno de ellos se publicará a mediados de este mismo año”.

Dicho lo anterior, el bardo Anaya subió al escenario de la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para recibir el homenaje dentro del ciclo “Protagonistas de la literatura mexicana” que el INBA organiza para rendir tributo a quienes han hecho las letras nacionales.

Ahí se encontraría con sus amigos y colegas Evodio Escalante, Iván Cruz y Alí Calderón, quienes fueron convocados para verter sus opiniones en torno a la obra y figura de José Vicente Anaya, “uno de los poetas más conscientes de esa tradición en México”, afirmó el tercero.

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