Bajo la dirección de Salvador Guízar, la agrupación fundada en 1938 por Luis Sandi, dio muestras de su interpretación de piezas corales, esta vez enmarcadas en un repertorio de temas navideños.Canciones como Hodie Christus, de Jan Sweelinck; Veni, veni Emmanuel, de Zoltán Kodály; Christmas day, de Gustav Holst, y la tradicional Gaudete, Christus est naus, deleitaron al público asistente.
Como pocas veces sucede, la puerta principal del Palacio de Bellas Artes fue cerrada para tener este recital que se llevó a cabo en el vestíbulo del recinto de mármol.
Salvador Guízar, director invitado del Coro de Madrigalistas de Bellas Artes, aseguró que para la agrupación era un placer cerrar sus conciertos de este año con ese recital en el Palacio de Bellas Artes.
Destacó que dicho repertorio navideño si bien no tenía una unidad estilística, incluía temas con el pretexto de esta celebración decembrina, algunos de los cuales eran interpretados a capela o con acompañamiento de piano y percusiones.
En el recital se escucharon cuatro villancicos del compositor mexicano Miguel Bernal Jiménez, entre ellos Aleluya, una pieza que fue ampliamente aplaudida por los asistentes.
El Coro de Madrigalistas, cuyos integrantes iban ataviados ad hoc al momento navideño, con colores rojo y negro, también hicieron gala de su manejo polifónico de la voz con temas como O magnum mysterium, de Morten Lauridsen, así como el villancico catalán El niño querido.
Acompañados al piano por Héctor Cruz y con Darío Solís en las percusiones, también fueron interpretados temas clásicos y conocidos como Jingle bells, de James Pierpont, y Blanca Navidad, de Irving Berlin.
Y aunque la mayoría de los recitales navideños, indicó Salvador Guízar, concluyen con Noche de paz, en este se decidió, para romper con esa tradición, finalizar con la letanía de las posadas mexicanas.
Como se trata de un tema conocido por todos, el director del Coro de Madrigalistas invitó al público a acompañar a la agrupación en la interpretación de dichos cantos tradicionales.
Tras un ensayo para comprobar que los asistentes sí se sabían la letanía y advertirles que sólo les faltaba un poco de entusiasmo, Salvador Guízar inició la melodía que fue cantada a coro por los Madrigalistas y el público.
Las palmas no se hicieron esperar en la parte final y más rítmica que dice “dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino” y como encore, tras las peticiones de “otra, otra”, el Coro de Madrigalistas volvió a deleitar con Jingle bells.