México, 3 de Nov (Notimex).- El escritor peruano Ciro Alegría, quienes es recordado mañana que se cumplen 105 años de su natalicio, trascendió como una de las voces más representativas de la narrativa indigenista.
Sus novelas “La serpiente de oro” (1935), “Los perros hambrientos” (1939) y “El mundo es ancho y ajeno” (1941), dan cuenta de su interés de hacer conciencia sobre el problema de la opresión indígena y por dar a conocer esa situación
De acuerdo con el portal de Internet “es.slideshare.net”, Ciro Alegría Bazán vio la primera luz el 4 de noviembre de 1909, en la hacienda de Quilca, en Huamachuco, al norte de Perú.
Hijo de un intelectual anarquista y de la hija de un capataz de hacienda, el pequeño Ciro cursó sus estudios en Trujillo, en el Colegio San Juan.
Desde temprana edad se comprometió en la lucha política, pues fue miembro de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), lo cual le valió ir a prisión en dos ocasiones; la primera en 1931 y la segunda en 1933.
El espíritu aguerrido de Alegría en 1934 lo llevó al exilio en Chile, donde creo parte significativa de su obra, entre la que destaca “La serpiente de oro”, novela que narra la vida de los nativos a orillas del Marañón.
En ese periodo, señala su perfil disponible en “biografiasyvidas.com”, publicó “Los perros hambrientos” (1938), novela en la cual entra de lleno en el mundo de la alta sierra peruana y presenta la lucha del hombre contra la naturaleza hostil.
En 1941, el escritor obtuvo el Gran Premio de Novela Continental con “El mundo es ancho y ajeno”, obra de carácter indianista en la que se parecía el uso de las técnicas narrativas modernas y el aliento heroico de la composición, que caracterizaron sus trabajo.
Ese mismo año, el ya destacado autor se trasladó a Estados Unidos, donde permaneció los siguientes ocho años de su vida, ampliando su obra.
En 1948, regresó a su país natal, donde se dedicó al periodismo y fue elegido diputado tras haber renunciado al Partido Aprista. En esta época, además, publicó un libro de cuentos “Duelo de caballeros” (1963).
Tiempo después, el 17 de febrero de 1967, una hemorragia cerebral le arrancó la vida al destacado escritor Ciro Alegría a los 58 años de edad.
Tras su fallecimiento, su viuda, Dora Varona, se dedicó a reimprimir las obras más conocidas del novelista y a editar todo cuanto había quedado inédito, ejemplo de ello son dos novelas inconclusas “Lázaro” (1972) y “El dilema de Krause” (1979).
Ciro Alegría trascendió como una voz de la narrativa indigenista
03
de Noviembre
de
2014
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