Un brasileño a la conquista de los paladares ‘mexicanizados’ de Brasil

03 de Septiembre de 2014
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Río de Janeiro, 3 Sep (Notimex).- Todo comenzó en 1992, cuando Dilson Silva soñaba aún con convertirse un día en ingeniero eléctrico y trabajaba en la ciudad estadunidense de San Diego para costearse los estudios universitarios en su país natal, Brasil.

“Me fui de Brasil para ganar dinero y pagarme la universidad. Yo quería ser ingeniero eléctrico. Mi plan inicial era estar dos años, pero al final me quedé una década en California”, explicó a Notimex el fundador y director de Soft Tacos, la primera y más extendida franquicia de comida mexicana en Brasil.

En la década de 1990 Silva lavó platos en restaurantes y cafés, hizo de camarero y se ganó la vida como podía, atraído por las oportunidades de un Estados Unidos que crecía a ritmos altos y del que aprendió la gestión de establecimientos alimenticios.

Su ‘exilio’ voluntario trastocó todos sus planes iniciales, no sólo porque jamás se licenciaría en Ingeniería, sino porque se inspiraría de la gastronomía de México para lanzar Soft Tacos, que inició sus operaciones en 2006 y cuenta ya con una decena de locales por todo Brasil.

Admite que compartir cocina con empleados mexicanos le sirvió para tejer amistades que siguen vivas hoy, además de ayudarle a entender, por ejemplo, la importancia del picante y de sus matices en la cocina, elemento que después de “mucho trabajo” logró aplicar en sus locales.

“Volví a Brasil en 1997 y comencé a pensar en cómo traer a Brasil un restaurante del tipo ‘Taco Bell’, que sirviera comida Tex-Mex, pero menos industrializado”, explica este hombre de 49 años y oriundo del estado de Minas Gerais, en referencia a la franquicia estadunidense que hoy posee más de seis mil locales por todo el mundo.

“Cuando tuve la idea clara me pasé dos años probando diversas mezclas con 22 tipos de pimientos que traía inicialmente de México. Ahora ya los producimos en Brasil. Pero lo que seguimos comprando, en particular en Guadalajara, es la maquinaria para hacer la tortilla mexicana, que es única”, asegura.

El concepto fundamental de Soft Tacos es “que el producto no es industrial”, pese a ser una franquicia, por lo que la matriz abastece a los locales de tortillas y salsas (con variedades de jalapeños o habaneros para combinar con burritos o tacos), mientras los establecimientos compran en mercados locales la carne y las verduras.

“Hay una gran resistencia en Brasil a la comida picante, y hemos trabajado mucho para decir al público que la comida mexicana no es necesariamente picante”, señala.

La inversión inicial para abrir una franquicia es de unos 25 mil dólares, lo que permite al emprendedor utilizar la marca Soft Tacos y “seguir un curso de entrenamiento personal de 30 días para iniciarse en la comida mexicana”.

El éxito, asegura, está garantizado en un país con una clase media emergente de 46 millones de personas: “la media de frecuentación en nuestros locales es de seis mil 700 clientes por mes”.

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