Falta de oportunidades de etnias causa migración y pérdida cultural

11 de Agosto de 2014
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Tijuana, 11 Ago. (Notimex).- El proceso migratorio ante la falta de oportunidades en su lugar de origen, la invasión de otras personas a su territorio y el despojo de éste, son factores que han propiciado la pérdida de la cultura y el idioma de algunas etnias.

Aunque el proceso migratorio a algunas ciudades es más lento que en otros grupos, etnias como los cucapás, kiliwas, kumiai y pai pai, los cuatro grupos étnicos más importantes asentados en Baja California, éste es una realidad ante la carencia de empleos en sus regiones.

Algunos fenómenos como la pérdida territorial ante la penetración de gente extraña a la etnia, han incluso provocado la desaparición de algunos asentamientos, para convertirse con el paso del tiempo en ejidos luego de haber sido territorios indígenas.

En estos lugares existen, incluso, vestigios arqueológicos, como una clara muestra de su pertenencia desde hace varios años de ese territorio, heredado de sus ancestros a todos los componentes de las diversas tribus.

La coordinadora de Programas de Pueblos y Culturas Indígenas en el Centro Cultural Tijuana (Cecut), Irais Piñón, refirió que en algunos pueblos llevan a cabo un proceso legal sobre su territorialidad perdida ante la invasión de gente extraña.

Territorios como el kiliwa, lejanos a los centros urbanos o grandes ciudades, se han perdido por ese motivo, en ocasiones por el avance del progreso como es el caso de la implementación de la energía eólica.

En otros, debido a algunos a decretos, como el de pesca, que afectó directamente a los integrantes de la etnia cucapá, “un decreto de pesca, cuando los indígenas vivían precisamente de eso, y resulta irónico que los únicos que tienen esas prohibiciones son ellos”.

También resulta desalentador que no exista manera de emplearse en sus propias comunidades; en los trabajos artesanales realizados por ellos subsisten problemas de comercialización, pues viven en sitios alejados de donde éstos se puedan vender.

Algunos, por ejemplo, viven a 100 kilómetros de Ensenada y otros 25 hacia la sierra, pero carecen de transporte; cuando reciben el apoyo de alguien para el traslado de sus artesanías, hay que pagarle, lo que vuelve la comercialización una actividad difícil.

Aunque son los dueños del territorio donde existen varios asentamientos, son los más pobres, “hasta ahora reciben poco apoyo, pese a la importancia de sus expresiones culturales que denotan la presencia de ellos”.

La funcionaria comentó que hasta ahora no ha existido ningún proyecto de desarrollo de los territorios donde habitan los integrantes de las mencionadas etnias, pues no han sido consideradas las características de estos grupos.

Estos, poseen la forma de organización más antigua de la humanidad, que es el clan, por lo que los recursos que se apliquen para su apoyo, deben de ser pensados en proyectos de clanes familiares, nunca de comunidades.

Es decir, “no son comunidades como nosotros las entendemos, tienen otro tipo de organización en grupos familiares que se ayudan entre sí; si los recursos de las instituciones se dirigieran directamente a las familias, lo más probable es que se queden en sus lugares”.

Históricamente, cada grupo familiar se atiende y se ayudan entre ellos e incluso la composición en la distribución de sus viviendas no tienen un centro de población, pues se trata de grupos dispersos, sólo comunitarios pero en el sentido territorial.

Refirió que en la actualidad las cuatro etnias principales, kumiai, pai pai, kiliwa y cucapá, se integran por alrededor de casi tres mil habitantes tan sólo en Baja California, además de los que habitan en Sonora, Arizona y California.

Lamentablemente, dijo, la sociedad aún no está sensibilizada a la presencia de esos pueblos “y menos a un arte que es sobrio como el desierto y que deberíamos de valorar en igualdad de circunstancias”; cuando eso suceda, las etnias dejarán “de ser invisibles para todos”.

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