Algunas mentiras sobre la Reforma de las Administraciones Públicas

20 de Febrero de 2014
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Cifra de feminicidios entre 2006 y 2012. FOTO/NOTIMEX
Cifra de feminicidios entre 2006 y 2012. FOTO/NOTIMEX
Esta semana el presidente del (des)gobierno de Mariano Rajoy sacaba pecho ante varios mandatarios internacionales sobre los resultados de una de sus reformas estrella. Se trata de la Reforma de las Administraciones Públicas.

Y afirmaba sin ningún rubor que el ahorro que supondrá dicha reforma será de unos 28 mil 800 millones entre 2012 a 2015 sin contabilizar el que supondrá la ley de reforma local, que podría elevar este ahorro a 37 mil 700 millones.

Estas cifras que a priori pueden resultar espectaculares tienen trampa, por supuesto que tienen trampa. E incluso me atrevería a decir que tienen más de una. Y me explico…

Lo primero que se me viene a la mente es que si se devolviera todo el dinero que se han llevado los corruptos que ellos y ellas han promovido a lo largo de todos los años que llevan gobernando en algunas comunidades autónomas o desde el partido que sustenta el gobierno, quizás no hubieran sido necesarias tanta puñeteras reformas.

Y digo puñeteras reformas porque todas y cada una de ellas las acabamos pagando y sufriendo la misma gente: aquellos de dependemos de un salario cada vez más bajo, quienes tienen pensiones, también cada vez más bajas, o quienes ya no tienen ni trabajo, ni salario, ni pensión.

Desde luego, quienes dictan estas medidas injustas no las pagan ni las sufren, al menos con la misma dureza e intensidad que la gente de clases más bajas.

Pero volviendo a la Reforma de las Administraciones Públicas y a los pretendidos ahorros que Rajoy vende a otros mandatarios y mandatarias europeos, vuelvo a insistir en que son mentira.

Y lo son, porque lo que no explican es que hacen desaparecer organismos de participación que garantizan la pretendida transparencia democrática.

Porque, señoras y señores, hemos de recordar que vivimos en una democracia representativa, pero poco participativa. Y el matiz es muy importante y voy a intentar explicar las diferencias.

En un sistema representativo la ciudadanía sólo participamos dando nuestros votos a las listas que unas organizaciones políticas han elaborado previamente y se nos presentan de forma única y cerrada.

Y una vez emitidos los votos, los representantes que han salido son quienes ostentan el poder. Digamos que nuestro poder como ciudadanía lo delegamos en estas personas a quienes en la mayoría de los casos ni conocemos.

Y, a menos que ellas lo decidan, no existen órganos de participación directa de la ciudadanía. Podríamos afirmar, por tanto, que la participación es una cuestión de voluntad política… o de falta de ella. Y no podemos olvidar que esa participación directa tiene el papel de fiscalizar, cuestionar y/o aprobar la gestión que hace una determinada institución.

Este es, a grandes rasgos, lo que se considera un sistema representativo.

Y por otra parte está el sistema participativo que facilita la participación desde el principio tanto en la confección y elaboración de las listas como en que éstas son abiertas y por tanto se vota a las personas y no sólo a las siglas.

Además facilitan el contacto continuo con la ciudadanía a través de variados canales de comunicación directa que pasan desde la creación de órganos de participación mixta y no sólo política, hasta la utilización de las nuevas tecnologías para facilitar contactos, información e intereses.

Tal y como decía, con la Reforma de las Administraciones Públicas hacen desaparecer algunos órganos de participación, como por ejemplo el Consejo de la Juventud de España.

Y hemos de recordar que ese Consejo es un organismo AUTÓNOMO dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en el que están representadas más de 60 entidades juveniles de todo el Estado, entre organizaciones y los consejos de juventud autonómicos.

El principal objetivo de esta plataforma, creada por ley en 1983, es dar respuesta a las demandas de la juventud para el desarrollo de sus objetivos tanto individuales como colectivos.

Y quiero aclarar que no es lo mismo el Consejo de la Juventud que el Instituto de la Juventud, y es con eso con lo que Rajoy y su (des)gobierno nos quieren marear.

Mientras que el instituto gestiona programas y las políticas destinadas a la población joven que el ministerio diseña y por tanto sus directivos son del partido del gobierno, el consejo es INDEPENDIENTE, de composición PLURAL, tanto ideológica como territorialmente, y que puede cuestionar y/o fiscalizar las políticas que el ministerio del ramo impulsa en esta materia.

De ahí la mentira de nuestro ínclito Rajoy, puesto que en realidad lo que pretende es eliminar el control que ejerce el Consejo de la Juventud sobre decisiones que son tomadas desde el propio (des)gobierno que preside este hombre.

El propio Consejo de Estado en su informe sobre el Proyecto de Ley de Racionalización del Sector Público, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 17 de enero, ya dice textualmente que: “Se aprecia una concentración de medidas de supresión de órganos entre aquellos llamados a actuar en el ámbito de las políticas sociales. Resulta conveniente velar por que tales reformas no comporten una minoración del cumplimiento de los fines atribuidos a los órganos suprimidos”.

Así las cosas, a mí no me cabe la menor duda de que lo que realmente se pretende con esto es limitar el control y la participación de la gente joven y, por lo tanto, dejar manos libres a quienes dirigen tanto el Ministerio como el Instituto de la Juventud para obrar libres de críticas.

Y esto no es otra cosa que empobrecer considerablemente el sistema democrático en el que vivimos que de por sí ya es bastante pobre, para ser más autoritario y menos participativo.

Este es esencialmente el objetivo del (des)gobierno que tenemos en la actualidad: acabar gobernando como el dictador que cada uno y una de ellos lleva dentro.

Y nosotras y nosotros tenemos una parte de responsabilidad en ello, puesto que les votó mucha gente. Y, también, una parte de la solución a este problema, aunque puede tardar unos meses y es castigarlos en las urnas y en mayo tenemos elecciones… y el próximo año las volvemos a tener.

Así que cada cual vote con su conciencia y valore el dolor y sufrimiento que nos está produciendo esta gentuza con sus medidas de recortes continuados en todos los ámbitos.

Ahora es el Consejo de la Juventud de España, mañana puede ser el Consejo Económico y Social u otro que les resulte molesto a sus intereses… Ahí lo dejo.

Nuestra arma es nuestro voto. Hagámoslo servir en nuestro beneficio y no les facilitemos estos graves ataques a la democracia y a los derechos de ciudadanía.

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