Salvadoreñas deportadas, sin posibilidad de reinserción social

08 de Agosto de 2013
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Por Marta Sigarán, corresponsal
San Salvador, 8 ago 13 (Cimacnoticias).- En lo que va del año alrededor de 450 mujeres salvadoreñas fueron deportadas por las autoridades migratorias de México y Estados Unidos.

Tal es el caso de Alma Pérez, de 37 años y residente en el departamento de Morazán, quien tras cuatro meses de haber sido repatriada aún no encuentra trabajo. En tanto, logra mantener a sus hijas de 10 y 4 años con venta de ropa usada en su hogar.

Según la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) de El Salvador, al igual que Alma, cada año unas mil 500 mujeres en promedio son repatriadas desde EU y México.

De acuerdo con estimaciones oficiales, cada año más de 30 mil personas de origen salvadoreño intentan llegar a EU. Igualmente, cada semana llegan desde el país norteamericano entre cuatro y cinco vuelos con cerca de 120 personas deportadas.

Un informe de la DGME señala que en 2012 las deportaciones de migrantes se incrementaron en 16.5 por ciento, y en el primer semestre de este año las deportaciones aumentaron 28.3 por ciento.

En 2012 hubo 19 mil 685 personas deportadas, un incremento de 2 mil 786 casos más; 2011 cerró con 16 mil 899 deportaciones.

NULO DESARROLLO

“Ahora todo se ha vuelto más difícil para mí; la gente tiende a verme de menos porque me regresaron de Estados Unidos, como si hubiese cometido algún delito, y la verdad es que yo lo único que hacía allá era trabajar para enviar dinero a mis hijas”, dice Alma Pérez.

De acuerdo con datos oficiales, la mayor parte de las mujeres que son repatriadas cuentan con educación media, y muchas incluso han continuado sus estudios el tiempo que han vivido en EU, sin embargo la reinserción es un proceso complicado para ellas.

Existen diversos debates sobres las causas que llevan a las salvadoreñas a emigrar; las principales son la reunificación familiar y la búsqueda de mejores condiciones económicas.

Para Alma, su motivación para emigrar a EU fue reencontrarse con su hermana y su madre, quienes le enviaron los 10 mil dólares (cerca de 126 mil pesos mexicanos) que pagó para ser llevada al país del norte.

Pero nunca logró encontrarse con su familia, ya que fue deportada desde Texas, donde vivió dos años y trabajó para ahorrar con el fin de llegar a Los Ángeles, donde sería el reencuentro familiar.

El impacto en la vida de las y los deportados en general marca sus vidas al retornar a El Salvador. Muchas mujeres deportadas quedan con secuelas que afectan su desarrollo emocional.

“Yo lo que quiero es alguien que me ayude a conseguir trabajo”, comenta Alma, de lo contrario –advierte– “me veré obligada a intentar regresar de nuevo a Estados Unidos y dejar a mis hijas”.

Según la Dirección de Atención al Migrante de la DGME, la mayoría de personas que retornan al país consideran regresar de manera irregular a EU.

Ante las situaciones de reinserción, se trabaja con un programa de reintegración financiado por Canadá, a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Con una ayuda económica, hasta la fecha las y los beneficiados han logrado establecer 20 negocios.

Sin embargo se está muy lejos de ayudar a las mil 500 mujeres que son repatriadas cada año.

Desde diciembre de 2012 existe una unidad de apoyo psicosocial que permite el abordaje de los casos y se explora la situación de las personas repatriadas, para evitar que retornen a EU o México de forma irregular.

También se implementa otro programa financiando por Canadá y la OIM. El proyecto “Reintegración de personas migrantes víctimas de trata de personas” se ejecuta en el albergue del migrante que tiene las áreas de atención a repatriados, y de personas localizadas con posibilidades de expulsión.

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