La historia mexicana no está congelada: Ariel Rodríguez Kuri

México, 20 Feb. (Notimex).- La historia es una pasión mexicana y eso está bien, pero la historia no está congelada. Cada vez que nos tenemos que enfrentar a nuestra realidad cotidiana, nos volvemos a hacer preguntas sobre el pasado que van cambiando con el tiempo, aseguró hoy aquí el doctor Ariel Rodríguez Kuri.

El director del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México (Colmex) añadió que "la historia es un proceso fluido, por lo que no siempre vamos a leer la Decena Trágica de la misma manera, ni con los mismos anteojos. "Según lo que nos esté pasando en el presente, vamos a hacerle preguntas al pasado", resaltó.

Rodríguez Kuri se refirió al coloquio "Crónica de un cuartelazo anunciado, a 100 años del derrocamiento de Francisco I. Madero", estos 21 y 22 de febrero, en la Sala de Lectura de la Biblioteca de las Revoluciones de México Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM).

Entrevistado por Notimex, el especialista nacido en la Ciudad de México en 1960 sostuvo que la Decena Trágica cobra hoy vigencia por que fue, ante todo, "una crisis política que fue también un encontronazo militar que dejó una huella muy importante en la sociedad mexicana, especialmente en esta capital".

Lo anterior, dijo, porque los efectos de esos días convulsos llegaron a extremos que la Ciudad de México no había conocido antes y quizá nunca después. "El concepto político se desbordó sobre sus propios límites para convertirse en una lucha armada. Esa es la primera lección de lo sucedido en La Decena Trágica".

Otra, abundó el doctor, tiene qué ver con la utilización, en este caso por parte de Victoriano Huerta, del terror para amedrentar y para disciplinar a una sociedad, algo que es muy característico de Huerta y de esos días: Terror para obligar a la población y parte importante de la clase política, a aceptar decisiones de hecho".

Sobre la lectura e interpretación que en la época moderna se debe dar a lo sucedido durante y en torno a esos días infaustos, subrayó que criticar a la política y a los políticos es indispensable en una sociedad democrática, "pero a veces olvidamos que la política es un valioso instrumento con el que contamos".

¿Para qué? Para dirimir los conflictos ideológicos, propiamente políticos o de clase, de una manera civilizada. "La política es la administración del conflicto, y lo que nos demuestra la Decena Trágica es que cuando la política ya no puede, hay otras formas para dirimir diferencias, que pueden ser el terror o la violencia".

Ese terror y esa violencia, abonó el entrevistado, pueden ser en contra de la población civil, entre políticos, o entre facciones del Estado. "La gran enseñanza es que necesitamos a la política y a los políticos, porque una es una disciplina y los otros una práctica que evita que el conflicto se convierta en violencia física".

Regresar a los términos en que tuvo lugar esa serie de hechos, reconstruir los estados de ánimo, el papel de cada uno de los personajes individuales y de los actores colectivos que participaron, tratar de entender el ambiente que vivía la política mexicana que llevó a esos acontecimientos, es la finalidad del coloquio.

Los temas a tratar son "El contexto", "Actores militares", "Actores políticos", "Dimensión internacional", "Registros del cuartelazo" y "Las secuelas". Habrá una lectura dramatizada dirigida por Eduardo Contreras Soto y las actuaciones de Juan Alejandro Ávila, Gabriela Betancourt, Pablo Mezz y Javier Oliván.

Participarán en el coloquio "Crónica de un cuartelazo anunciado, a 100 años del derrocamiento de Francisco I. Madero", Felipe Ávila, Rafael Barajas, "El fisgón", Mónica Blanco, Rosa Casanova, Eduardo Contreras Soto, Héctor Díaz Zermeño, Javier Garciadiego, Adolfo Gilly, Begoña Hernández y Bernardo Ibarrola.

Igualmente, informó el director del Centro de Estudios Históricos de El Colmex, Claudio Lomnitz, Josefina Mac Gregor, Carlos Martínez Assad, Alicia Mayer, Alejandra Ríos, Rafael Rojas, Antonio Saborit, Alicia Salmerón, Pedro Salmerón, Pablo Yankelevich, y él mismo. La entrada es libre y para todo público interesado.