Controladores aéreos, los ojos en tierra y aire de los pilotos

19 de Abril de 2015
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México, 19 Abr 15 (Notimex).- Es el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el segundo más importante de América Latina, y en donde se realizan en promedio al día alrededor de mil operaciones, despegues y aterrizajes custodiados por vigías, con una labor complicada y de gran responsabilidad. Ellos, los controladores aéreos, son los ojos en tierra y aire de los pilotos.

“Aeroméxico 577, 23 derecha 200 grados, siete nudos, autorizados para aterrizar… Autorizados para aterrizar 23 derecha Aeroméxico 577, Hasta luego”.

Esta es parte de la conversación desde la cabina de un Boeing 737 y la Torre de Control para aterrizar en el aeropuerto más importante de México, fraseología que se repite en el día y la noche, entre aeronaves de matrícula nacional e internacional.

El jefe de turno de la Torre de Control, Rafael Islas, resalta que el controlador de tránsito aéreo tiene como función principal el proporcionar seguridad a las operaciones aéreas a través de frecuencias de comunicaciones, radares y procedimientos internacionales, es ordenar el flujo de tránsito que llega o sale de un aeropuerto.

Actualmente existen 970 controladores en activo en los 60 aeropuertos del país, parte de ellos se concentran en el AICM, en donde administran las trayectorias de aterrizajes y despegues hacia las pistas, y proporcionan el servicio de control de helicópteros, que diariamente son 130 que utilizan esta infraestructura.

Adicionalmente, se proporciona el control terrestre que da servicio a las aeronaves que ya se encuentran en tierra, es decir, a partir de que el avión toca la pista hasta la plataforma de desembarque o a su despegue, y el de autorización de vuelo.

“Todas las aeronaves que salen de un aeropuerto de México tienen que pedir una autorización de vuelo mediante una frecuencia, a través de un controlador, quien va a verificar que su plan de vuelo esté bien, valido y a tiempo, verifica los procedimientos para el despegue y ruta. Verifica una serie de cuestiones técnicas que tienen que hacer, para hablar el mismo idioma que el piloto”, señala.

La Torre de Control de la Ciudad de México tiene jurisdicción de 15 millas para los helicópteros, que abarca hasta la sierra de Toluca, mientras que para las aeronaves monomotoras que no aterrizan ni despegan del AICM es de 10 millas.

En tanto que para las aerolíneas o la aeronave de Presidencia que aterrizan en éste, es de seis millas, cuando ya están virando a final y a su salida es en las primeras cinco millas, ya que después se transfieren al Centro de Control que se encarga de las mismas a través de radares.

El supervisor de Centro México, Israel Zamora, comenta que los controladores utilizan desde 2006 el sistema Eurocat X, en el que se tiene la información de todos los aviones que vuelan en el país, así como las aerovías, alertas de conflictos, aproximaciones, entre otras.

No obstante, adelantó que será en aproximadamente un mes, cuando se migre a la versión más actualizada que ayudará a observar las aeronaves con mayor precisión.

“En la pantalla del Eurocat X vemos todos los planes de vuelo, todas las salidas que van a pedir autorización en un momento, así como los aviones que están por aterrizar. Vemos, el tipo de aeronave, velocidad, altitud que solicitó el piloto, las aerovías y también observamos el movimiento real de los aviones al aproximarse al aeropuerto de México”, detalló.

En la Torre de Control, existen diversas posiciones en las que los controladores aéreos llevan a cabo, funciones que explica Rafael Islas, como la posición Torre, en donde dan la autorización de aterrizaje y despegue, así como la de helicópteros.

“Esta posición fue creada para darle seguridad a los movimientos de helicópteros y que no interfieren en las trayectorias de aterrizaje, darles información de movimientos en ciertas zonas de la ciudad”.

Además, en el AICM se cuenta con el radar meteorológico Doppler, el primero en su tipo en Latinoamérica, el cual permite detectar fenómenos meteorológicos que puedan poner en riesgo los despegues y aterrizajes, y su adquisición fue con la finalidad de aumentar la seguridad en dichas operaciones y disminuir cualquier error para los controladores.

“Tiene la capacidad de conocer células de tormenta, lluvia, ninguna aeronave está diseñada para meterse en cierto tipo de nubes porque están llenas de hielo en su interior y este radar nos dice esa información y nosotros se las decimos a los pilotos, aunque ellos a bordo traen también en radar meteorológico, pero es muy limitado”, expresa Rafael Islas.

Sin embargo, los controladores aéreos reciben una constate capacitación para hacerle frente a cualquier riesgo o emergencia interna o externa, como una falla de radar o un secuestro de una aeronave.

“Tenemos procedimientos para un secuestro, paro de motor, para cualquier emergencia que se pueda presentar en una cabina. Lo primero es mantener la calma y apoyar a la tripulación del vuelo, segundo difundir la información de servicio de control aéreo que se involucrarán y posteriormente un grupo de crisis, en donde nosotros vemos la parte operativa del vuelo”, resaltó.

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