Bullying, reflejo de una cultura de discriminación

06 de Noviembre de 2014
Guardar
Bullying.
Bullying.
México, 6 Nov (Notimex).- Si bien la discriminación no es sinónimo de bullying, está vinculado de manera directa; porque antes de ese acoso, se remarcó un contexto social o cultural que le permitió al agresor pensar que es superior al otro, ya sea por el tono de piel, identidad de género, ciudad de origen, religión o cualquier otra razón.

Por ello, de no superarse dichos prejuicios o el sentirse superior a los demás, será más difícil dar marcha atrás a la violencia escolar, afirma Joaquín Torres Acosta, del Departamento de Desarrollo de Programas Educativos del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).

En entrevista con Notimex, señala que antes de un acto de bullying, hubo un acomodo social que permitió que fuera normal burlarse de determinadas diferencias.

En ese sentido, resalta que el trabajo de la Conapred es fortalecer la educación inclusiva, la educación en derechos humanos y el respeto por la diversidad intercultural, “con ello estamos abonando a que se desaliente esa discriminación, que no escale”.

Maritza García Montañez, investigadora en el área de las Neurociencias, Psicología Social, especialmente de Maltrato entre Pares, en la Universidad Intercontinental considera que una razón para que se ejerza el maltrato es porque se le está discriminando por alguna razón, por su estatura, nombre, religión, “y por supuesto que la discriminación que les enseñamos a los niños, favorece a este fenómeno”.

De acuerdo a Torres Acosta de Conapred, uno de los principales retos fue quitar la etiqueta de que es normal, pues se pensaba que era solo un transito por el que pasamos todos en la etapa escolar a la que hay que adaptarse y sobrellevarlo; pero se logró desnormalizar eso y llamarle violencia o discriminación, según sea el caso pero también que esto es denunciable.

Y cómo distinguir…
Según el especialista, el bullying se da entre pares, es decir, niños o jóvenes que están en la misma edad, en un mismo contexto de espacio, el aula o patio y que uno de estos factores de acoso escolar basa su maltrato físico, psicológico, verbal en alguna característica de la víctima.

Para que se considere bullying, debe darse en repetidas ocasiones o incluso, terceros actores, otros chicos que lo viven, lo normalicen.

Y es que el término bullying lo estamos banalizando, lo sustituimos por otros términos que deberían ser más correctos, por ejemplo, cuando existe un acoso en contextos laborales, es el moving que habla de la particularidad de las relaciones y el contexto laboral en el que también se vive acoso, violencia pero no tiene nada que ver con el acoso escolar, señala.

También cuando se ejerce violencia o acoso de docentes a alumnos o de alumnos a docentes o entre padres de familia a docentes, no le podemos llamar bullying o acoso escolar, porque no se cumple las características para que así sea, es violencia o abuso, pero no propiamente bullying.

Entonces si convendría mucho que cultural y socialmente pudiéramos mandar mensajes para distinguir el término, porque mientras una sociedad conoce mejor un fenómeno es más probable que lo pueda erradicar, subraya Torres Acosta.

En su opinión, el acoso escolar no solo habla de un agresor, sino de todo un sistema que se está acomodando y que permite esas relaciones, en las que se está articulando elementos que requieren tratamiento de forma integral; porque en un acto de violencia aislado, lo que se atiende es exactamente el hecho, pero cuando se habla de acoso escolar, “atiendes todo el contexto y a todas las personas que están involucradas en ello”.

Denuncias
La competencia de Conapred es recibir cualquier tipo de queja sobre presuntos actos de discriminación, aunque no todo lo que la ciudadanía entiende como discriminación se enmarca en un acto jurídico de discriminación, sin embargo todo el consejo tiene asesoría legal para que cualquier persona que se acerque aquí en el caso específico de acoso escolar, pueda ser orientada.

Y si, quizás es un tema que compete a otro tipo de autoridades como la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Procuraduría General de la República (PGR), mientras que Conapred orienta y canaliza.

En caso de confirmarse el acto de discriminación, se abre un procedimiento con las autoridades escolares para que se pueda llegar a implementar medidas administrativas que marca la ley para que se garantice la no repetición del acto y se asegure la reeducación de la comunidad escolar.

Redes Sociales
Al respecto, la Conapred lanzó una campaña relacionada con la discriminación en redes sociales, denominada “Sintags”, que en términos de redes, es lo que utilizamos para etiquetar a alguien de acuerdo con determinadas características.

Esta campaña invita a las personas a que debatan en las redes, que hagan uso de la libertad de expresión pero con la reflexión de que consecuencias tiene discriminar a través de estas etiquetas; el objetivo es que se pueda debatir pero sin hacer un discurso de odio.

“Para nosotros si es un foco rojo las redes sociales, nosotros tenemos la claridad que discriminación o discurso de odio en las redes no se queda en lo virtual, normaliza el discurso y muchas veces pasa del contexto on line a la vida real. Y es que muchos de los actos de violencia física en las escuelas fueron alentados validados primero a través de las redes sociales, el ciber acoso”, señala.

Para Maritza García, no es que Internet sea peligroso en si, es una herramienta, pero el problema está en que los adultos no ponen atención de lo que los niños están haciendo en la red, porque de estar al pendiente, se puede usar de forma armoniosa, pero si no, “entonces no nos sorprendamos que al rato atestigüemos el incremento de este fenómeno”.

Para la académica de la UIC se deben tomar algunas recomendaciones como hablar del tema y ponerle nombre, quitar la normalidad; involucrar a los terceros actores, es decir, a los testigos de cualquier tipo de maltrato; no minimizar cualquier estigma y evitar cualquier prejuicio que se empiece a construir alrededor de la diversidad de los alumnos.

Así como denunciar cualquier tipo de maltrato, no solo el marcado como acoso escolar, sino cualquier tipo de violencia, pues que en cualquier tipo de maltrato se involucre en la conciliación a todos los actores, padres de familia, comunidad escolar, se evita que se marquen brechas entre víctimas y victimarios y que entonces se moralice este asunto.

García Montañez recomendó a los responsables de crianza, estar alertas, que observen a sus hijos, que los escuchen, que hablen con ellos, que sepan que pasa en la escuela, en el jardín, en la calle cuando salieron a jugar; no dejar pasar jamás el más mínimo detalle, de lo contrario, se puede presentar situaciones difíciles y dolorosas.

“Todo lo que es extremo es patológico, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre, es decir, no hacerlo ver a los niños de más, pero tampoco hacernos de la vista gorda, no decir, déjalos, no pasa nada, se están llevando pesado pero así es la vida”.

En tanto, la presidenta de la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, Eugenia del Carmen Diez Hidalgo, refirió que en la CNDH de donde es consejera, tienen claramente detectado que han aumentado hasta 900 por ciento la violencia escolar, que incluye el bullying.

Se trata, anotó, de quejas ante la CNDH contra escuelas en donde se considera que los maestros no están haciendo nada para evitar actos de violencia escolar.

Asimismo, se han emitido más de 15 recomendaciones en esta materia, donde los agravios son de distinta índole de violencia escolar. Adelantó que la CNDH está implementando una campaña al respecto en coordinación con el SNTE.

Lo peor.
El término surge de la palabra “bully”, que se refiere al brabucón de la escuela, al niño que molesta y amenaza, al que todos temen y nadie es capaz de enfrentar. La víctima puede ser “el gordito”, “el chaparrito”, “el de lentes”, “el que no es bueno para los deportes”, “el tímido”, “el matado”, o hasta el más listo de la clase!

El agresor hace de la víctima objeto de burlas, le pone apodos, lo amenaza, le quita el dinero y en ocasiones ejerce la violencia física.

La consecuencia más grave puede ser el suicidio. Cuando la víctima pierde el sentido de la vida, que sólo existe para ser molestada y cree lo que su agresor le dice, alimentando el sentimiento de que no es bueno para nada.

Los niños que son víctimas de bullying pierden seguridad y manifiestan baja autoestima. Zataraín comenta que “las consecuencias son gravísimas. La más fuerte es que crecen programados para fracasar en su vida; otras consecuencias, de corto plazo, son enfermedades como gastritis, colitis, soriasis, crisis aguda de angustia, ansiedad, obsesiones, cuadros de histeria conversiva; y a nivel cerebral se modifica la estructura, la bioquímica, con consecuencias a veces irreversibles”.

Así, los niños pierden las ganas de ir a la escuela, lo hacen con mucho miedo, pues saben que ahí no estarán seguros, pasarán las clases con singular temor, esperando la hora de ser agredidos; ni el receso es momento para disfrutar.

Archivado en