Sao Paulo, 27 Dic (Notimex).- La presidenta brasileña Dilma Rousseff enfrenta un segundo mandato cargado de presiones por la desaceleración económica, con un aumento del PIB casi plano en 2014 y por los efectos de la trama de corrupción en Petrobras, la mayor en la historia del país.
Si Rousseff, quien el pasado 26 de octubre fue reelecta con un estrecho margen de votos, esperaba tener un período tranquilo entre la transición de sus dos mandatos, los datos macroeconómicos y el mercado de valores se encargaron pronto de señalarle lo contrario.
Los indicadores económicos no dejan de empeorar y, desde abril, el gobierno ya revisó a la baja sus pronósticos para 2014 y 2015.
El Producto Interior Bruto (PIB) de la séptima economía del planeta debería cerrar este año –en el que vivió dos trimestres de recesión técnica- con un crecimiento cercano al 0.0 por ciento, y prevé un crecimiento del 0.8 por ciento para el próximo año.
Cifras pírricas refuerzan las críticas contra la presidenta –de formación economista-, en la gestión de la economía brasileña, que en su primer mandato (2011-2014) creció en promedio un 1.6 por ciento.
El nuevo ministro de Hacienda, Joaquim Levy, un ex banquero, fue nombrado con el objetivo de acercar posiciones con el empresariado, muy crítico con la gestión de Rousseff, por entender que no tomó las decisiones adecuadas contra la inflación (que en la actualidad está por encima de la meta del 6.5 por ciento), para promover el consumo, la producción y las exportaciones.
Datos que serán difíciles de mejorar en un contexto de recorte del gasto público inevitable, ya que Levy considera urgente aumentar la recaudación entre 10 y 20 mil millones de dólares para alcanzar un superávit primario de 1.2 por ciento del PIB.
El segundo gran tema que puede no solo marcar la agenda de su segundo mandato, que inicia el próximo 1 de enero, sino empañar la integridad de los 12 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), es el escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, la mayor empresa de Brasil y mayor empleadora, con 85 mil trabajadores.
La Operación Lava-Jato (Operación Limpieza), calificada por el propio fiscal general de la República, Rodrigo Janot, como la mayor trama corrupta de la historia del país, no cesa de ganar amplitud cada día y amenaza con llevar ante la Justicia a decenas de empresarios, funcionarios y políticos vinculados, entre otros, al PT.
Aunque consta de varias ramificaciones, la tesis de la fiscalía es que la petrolera estatal sirvió para desviar fondos hacia particulares, ejecutivos y partidos políticos por medio de sobrefacturaciones en los contratos firmados por Petrobras con compañías subcontratadas.
Las cifras investigadas son extraordinariamente altas: nada menos que nueve mil 100 millones de dólares en transacciones sospechosas realizadas en entre 2011 y 2014.
Entre las operaciones donde se habría producido desvío de dinero a gran escala inflando contratos figuraría la construcción de una refinería en Pernambuco donde las comisiones habrían provocado que, de un presupuesto inicial de dos mil millones de dólares, las obras del complejo sean estimadas ahora en 20 mil millones de dólares.
Hasta mediados de diciembre eran ya 39 los imputados en seis causas penales, entre ellos, varios directores de Petrobras, mientras la presión aumenta de manera acelerada para la presidenta de la compañía y mujer de confianza de Rousseff, María das Graça Foster, quien habría conocido durante años de los desmanes en la petrolera y no habría actuado.
Ante los llamados a su dimisión, Graça aseguró que la presentó ya a la presidenta, pero que se mantiene al mando por “tener todavía su confianza”, aunque aumentan los rumores sobre su cese y substitución inminente.
Mientras la acción de la empresa en Brasil se desplomó un 35 por ciento desde el 21 de noviembre hasta el 17 de diciembre.
Las repercusiones de la corrupción son también de ámbito internacional: no solo porque buena parte de los fondos desviados se encontrarían en cuentas extranjeras, en países como Suiza, sino porque en Estados Unidos varias demandas y acciones judiciales amenazan a Petrobras.
Varios grupos de inversionistas estadunidenses demandaron a Petrobras por infringir supuestamente las normas del mercado de valores en Estados Unidos, al ocultar informaciones a los inversores.
Todo ello se suma a la investigación civil que abrió la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos contra la petrolera, mientras el departamento de Justicia estadunidense inició otra indagación criminal para dilucidar si funcionarios de la empresa –que también cotiza en la Bolsa de Nueva York- infringieron las leyes estadunidenses contra la corrupción internacional.
El banco estadunidense Morgan Stanley estimó que la petrolera podría sufrir pérdidas por valor de miles de millones de dólares en su acción como consecuencia del impacto de los casos judiciales.
Rousseff enfrenta retos económicos y anticorrupción en segundo mandato
27
de Diciembre
de
2014
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