Brasil: errores y contradicciones derrotaron a Marina Silva

23 de Noviembre de 2014
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MARINA SILVA.
MARINA SILVA.
Brasilia, 23 Nov 14 (Notimex).- Con el 21 por ciento de los votos emitidos en las elecciones presidenciales del 26 de octubre de 2014 en Brasil, María Osmarina Marina Silva Vaz de Lima quedó en tercer lugar, atrás de Dilma Rousseff y Aécio Neves.

Fue el mismo sitio que ocupaba en las preferencias de 140 millones de brasileños el anterior aspirante del Partido Socialista Brasileño (PSB), Eduardo Campos, antes de morir el 13 de agosto último en un accidente aéreo.

Ese fue casi el mismo porcentaje que ella consiguió en 2010, cuando optó a la presidencia por el Partido Verde (PV), como representante del enorme sector de los desheredados, en un país caracterizado por una desigualdad comparable a la que prevalece como herencia colonial en las naciones africanas que, evidentemente, son raíz y parte de la identidad de millones de brasileños.

Marina Silva, nacida el 8 de febrero de 1958 en el campo cauchero de Bagazo, 70 kilómetros de Río Branco, capital del estado de Acre, enfrentó con seriedad la campaña de Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), quien usó la televisión para asegurar que la socialista acabaría con los beneficios sociales inaugurados por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2003.

El programa de Marina Silva -el único que los electores pudieron juzgar porque ni Dilma Rousseff ni el otro candidato, Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), presentaron el suyo- fue el blanco de sus ataques en los debates televisivos previos a los comicios.

Tras numerosas contradicciones, la mujer que tuvo una infancia llena de carencias, desnutrida, subalimentada solamente con harina de mandioca, frijoles, huevo, y a veces con carne producto de la caza furtiva practicada por su abuelo materno, como candidata cambió de idea en asuntos como los derechos de los homosexuales.

También mantuvo silencio en los temas del aborto y la despenalización de las drogas, además de hacer un lado las políticas públicas para la igualdad de las mujeres, cuestiones que Dilma Rousseff –no sin ciertos resquemores- abordó con mayor prestancia y firmeza.

Durante la breve campaña electoral, Neves también le arrimó candela al comparar a Silva con Rousseff por su origen partidista, dado que perteneció al PT de Lula durante más de dos décadas y fue su ministra de Medio Ambiente de 2003 a 2007.

¿Dónde estaba Marina Silva cuando ocurrió el sonado caso del llamado “Mensalão”, como se llamó el escándalo de compra de votos por parte del PT a legisladores opositores, a quienes mensualmente se depositaba en sus cuentas bancarias una considerable suma de dinero para que favorecieran las iniciativas gubernamentales entre 2003 y 2005?.

Esto se lo reclamó Aécio Neves a la “hija de la selva” en uno de los debates por televisión, en tanto Dilma Rousseff la acusó de cambiar de partido cuatro veces y de tener ideas contrarias a las de su gobierno respecto a las leyes laborales, a la autonomía del Banco do Brasil y a la prioridad de la extracción petrolera en aguas profundas.

En mitad de ese fuego cruzado, la ecologista, que un mes antes de la primera vuelta del 5 de octubre llegó a superar a Rousseff en las encuestas publicadas por empresas desafectas al gobierno, se hizo la víctima, asegurando que pondría “la otra mejilla”, citando pasajes bíblicos aprendidos en su conversión a la fe evangelista.

Silva solamente cambió de actitud a tres días de los comicios del 5 de octubre, atacando a la exguerrillera Rousseff, al recordar el escándalo de corrupción y desviación de presupuestos en la megaempresa estatal Petrobras y resaltar la falta de carrera política de la presidenta.

“Quien nunca ha sido elegida concejal, no sabe lo que dice”, dijo Marina Silva, quien sí lo fue al cumplir 26 años y, en 1994, a los 36, convertirse en la senadora más joven en la historia de Brasil, hasta llegar, bajo el padrinazgo del presidente Lula, al Ministerio de Medio Ambiente.

En 2009 dejó el PT, se fue al PV y, en 2014, aceptó la candidatura a la vicepresidencia del país en la fórmula Campos-Silva por el PSB, quizá demasiado tarde para las pretensiones de quien quiso ser la primera mandataria afrobrasileña de la nación “verdeamarela” del sur de la América Latina.

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