Washington considera factible normalizar relaciones con Brasil

31 de Octubre de 2014
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Brasilia, 31 Oct (Notimex).- El caso de espionaje sobre la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, revelado por Edward Snowden, aún pesa en el desarrollo de las relaciones diplomáticas del país sudamericano y Estados Unidos, y existe la duda de si Brasilia seguirá esperando a que Washington se disculpe por esa acción.

¿Una disculpa sobre la violación a la privacidad presidencial –instrumentada por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de la Unión Americana- puede acabar definitivamente con la tensión bilateral?

Esa es la pregunta fundamental sobre el distanciamiento entre Brasil y Estados Unidos, alimentado también por el antiamericanismo que dominó las relaciones Brasil-Estados Unidos desde 2003, a partir del primer gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

Las malas relaciones entre una potencia y un país emergente –Brasil pertenece al grupo BRICS, con Rusia, India, China y Sudáfrica- son sumamente perjudiciales para el segundo, de modo que la nación latinoamericana debe retomar el diálogo para limar fricciones políticas y, especialmente, comerciales, entre muchas otras.

La prensa estadounidense se hizo eco en ese tema, y The Walll Street Journal hizo una previsión poco optimista para el segundo periodo de Rousseff en un texto publicado sobre el significado de su victoria electoral.

“Para la administración Obama –refirió el diario neoyorquino-, la reelección de la señora Rousseff probablemente va a prolongar el periodo de relaciones estancadas con la mayor economía latinoamericana, predominante en una región donde los líderes de izquierda con visiones ambiguas sobre Estados Unidos vencieron en elecciones los años recientes”.

Sin embargo, la prensa internacional acreditada en Washington asegura que el gobierno de Estados Unidos desea esforzarse en relanzar la relación con Brasil tras la reelección de Dilma Rousseff, como lo sugieren las primeras reacciones tras los comicios recientes.

La Casa Blanca emitió un comunicado en que Barack Obama felicita a la excandidata del Partido de los Trabajadores (PT), además de felicitarla por teléfono –no hablaban por esa vía desde septiembre de 2013-, dos días después de la elección, en la cual Rousseff ganó por el 51.6 por ciento de los votos en disputa.

Obama enfatizó el “valor estratégico” de la relación bilateral y manifestó su compromiso en “fortalecer” la cooperación comercial y energética, según el comunicado, al que la mandataria brasileña reaccionó al decir que “los lazos con Estados Unidos son prioridad para Brasil”.

La visita del vicepresidente Joseph Biden a Brasil durante el vigésimo Campeonato Mundial de Futbol en junio pasado, y el acuerdo sobre el contencioso sobre el algodón, firmado en octubre, son vistos en medios diplomáticos brasileños como señales positivas.

Una fuente de la Cancillería brasileña afirmó que “son hechos que indican que el escenario está listo para retomar la visita de Dilma Rousseff a Estados Unidos para tratar temas comerciales que, como en el caso del algodón, muestran buena voluntad de ambas partes”.

Ambos mandatarios deben encontrarse en noviembre, en la reunión del Grupo de los 20 en Australia, para tratar otros puntos de la agenda de los convenios comerciales que marchan lentamente, como los mantenidos con Egipto, Israel y la Autoridad Nacional Palestina.

Éstos están sujetos a complicadas negociaciones multilaterales que implican la participación del Mercosur y la Organización Mundial de Comercio (OMC).

En comparación, Chile, que se considera tiene una diplomacia más ágil, no forma parte del Mercosur y firmó un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE), en vigor desde 2003.

Ese pacto posibilitó el fin de una serie de procesos burocráticos para los exportadores, facilitó las inversiones extranjeras y liberó el flujo financiero entre el país sudamericano y el mercado europeo, entre otros beneficios.

Las discusiones del Mercosur con la UE están trabadas desde 2001, y es justamente en el sector comercial que el gobierno de Dilma Rousseff puede hacer un intento para transitar por un camino más pragmático que redefina la política externa de Brasil.

Asimismo, se presenta la posibilidad de una aproximación del Mercosur con la Alianza del Pacífico, iniciativa chilena bien recibida por las naciones que la pasaron a integrar en 2013.

“Ahí tenemos espacio para realizar una labor concreta”, aventuró un diplomático acreditado en Washington en años recientes, al recordar que el Mercosur tiene acuerdos de interacción comercial con Chile, Bolivia y Perú; pero con atraso respecto a Colombia y México.

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